top of page
Gradiente

Coaching de Mi Vida

Estoy convencida de que, para poder ayudar en verdad a otros, primero debemos hacer una introspección de cómo está nuestra propia vida, nuestra mente, nuestras emociones, saber y reconocer qué hay dentro de nosotros, analizar qué estoy haciendo bien y qué podría mejorar. ¿En qué punto están mis metas de vida, qué me falta por aprender, por compartir? No soy psicóloga clínica, no trato pacientes en consulta, pero me gusta compartir con los demás lo aprendido en el camino, a quien lo necesite, a quien quiera leerlo o escucharlo. No a modo de terapia, no pensando que mi manera de ver el mundo sea la correcta o la ideal para todos, sino más bien como una charla de intercambio, donde puedo brindar un poco de mis enseñanzas de psicología, de mis experiencias personales, hablar de lo que vive cualquier persona y, a su vez, poder yo escuchar de otras perspectivas. Para aprender y conocer cómo otros ven su mundo. Tener ese intercambio llamado conexiones humanas saludables.


Hace un buen tempo tenía en la lista de pendientes tomar un curso de Coaching. Me llamaba la atención, pero por una u otra cosa, lo había aplazado. Después de muchas horas y días dedicados, le puedo dar check ✅Ya tengo mi certificación de Coach. Estrellita para mí, je, je, je. Más que para coachear a otros, es algo que quería completar para mí misma, porque todo cambio siempre tiene que empezar por uno. Existen muchas técnicas y herramientas de coaching, y en lo personal hubo varias de estas que me enseñaron muchísimo y otras que no me parecieron tan novedosas, o tal vez ya los conocía o aplicada. Pero les quiero compartir un pedacito del análisis que hizo mi mente con esta experiencia.

Mujer regando su mente en forma de flores

Siempre he sido la coach de mi vida. Creo que inclusive desde antes de ser psicóloga. Quién mejor que yo para conocerme, para reconocer los demonios que habitan en mí o a la niña curiosa que vive en mi cabeza que nunca se deja de preguntar por como funciona la vida, las personas, sus conductas. Y más allá de mi curiosidad por explorar, leer, analizar de todo lo que me llame la atención, es buscar mis propias respuestas, mi propia verdad. Tratando de no juzgar la realidad de otros, aprendiendo en el camino, sabiendo que nada es blanco y negro. Y como siempre lo digo, cada persona tiene un mundo diferente en su cabeza, unos en tonos más grises, otros más coloridos. Pero sería muy aburrido si todos viniéramos del mismo molde, ¿no creen?


“Lo Normal” para mí no existe, es una etiqueta que no me gusta utilizar. Por algo tenemos el don del libre albedrío, por algo somos seres pensantes que podemos elegir, qué creer y qué no, cómo actuar, qué patrón enseñado seguir y cuál no, qué personas, pensamientos o situaciones, agregan valor a mi vida y cuáles no. Cada quien elige, así de simple.


No podemos controlar las vueltas de la vida, sus desafíos, los momentos tristes, las frustraciones, pero sí podemos elegir como actuamos ante ellos. Es como preguntarse, ¿Qué papel voy a interpretar el resto de mi vida? ¿Voy a estar sentado en el público solo mirando ver la vida pasar, por miedo a intentar cosas nuevas o diferentes? ¿Seré el villano que busca siempre lo negativo de todo y lo peor de los demás? O ¿interpretaré el rol que la mayoría busca, el de protagonista? Ser el héroe/la heroína de su propia historia, con la dosis de drama que no puede faltar, pero con su cartel al final de “felices para siempre”


En lo personal, yo prefiero ser La Directora de mi Documental. Real, auténtico, a veces crudo, con caídas, raspones, levantadas, aventuras, en ocasiones más perdida que otra cosa, con momentos de tristezas, de alegrías… pero a mi ritmo, con mis propias reglas, creencias y prioridades, sin comparar mi vida con la de nadie más. Sin actuar para complacer los estándares de los demás.


Lamentablemente, aún existan personas que miden y juzgan la vida de los otros con base a sus creencias limitantes o reglas establecidas por otros. Creen que a cierta edad, o por ser de cierto género o cultura, debes haber cumplido los roles que la sociedad ha impuesto. Por ejemplo, si antes de los 24 años no has terminado una carrera, eres un fracasado. Más bien ya deberías a esa edad tener hasta una maestría. Si a los 30 aún no te casaste o tuviste hijos, ¡caray! Ya te dejó el tren. Si antes de los 40 no tienes una hipoteca para pasar los próximos 30 años pagando una casa, algo estás haciendo mal en tu vida. ¡Y ojo! Si estos que menciono son las metas de realización de tu vida, pues perfecto. Pero cada quien tiene sus prioridades y su visión de vida, y de eso se trata de tener un poco de empatía con la visión de vida de los demás, respetar sus decisiones y enfocarse en las metas propias.


Preguntarse: ¿Qué quiero yo, a dónde quiero llegar, en qué creo, qué valores son importantes para mí? No porque es lo que me enseñaron, no porque es lo que le dicen los demás, no porque quiero tener la vida que tienen otros, sino porque es algo que yo decido hacer por mí, para mí. A veces hay que ser un poco rebelde, egoísta, autónomo, como quieran llamarlo. Pero si sientes que no encajas en un molde, pues crea tu propio molde. Y sí, hay que tener suficiente madurez mental, inteligencia emocional y compromiso con uno mismo, entre otras muchas cosas, para conducir tu vida hacia donde quieres y como quieres, con las personas que en verdad agregan valor a tu vida. Sabiendo que todo requiere esfuerzo, que toma tiempo, que no todo el camino será en línea recta. Que en ese camino te encontraras con la peor versión de las personas, pero también te encontraras con gente que vale la pena conocer. Habrá desvíos imprevistos, paradas abruptas y mil cosas más, pero siempre cada situación trae una enseñanza que aprender. Y el destino o la meta puede cambiar, pero siempre en búsqueda que sea para mejor.


Quisiera decir que las tengo todas resueltas y voy a mil por la carretera de mi vida, pero no es así. Sigo en constante crecimiento, aprendo cada día de mí, de la vida, de otras personas valiosas. Como todo ser humano, tengo mis días grises, pero siempre, por pequeño que sea, ahí está mi arcoíris interno guiándome hacia donde yo he decidido que voy a llegar. No mañana, ni quizás en dos o cinco años, si no más adelante. Pero paso a paso, a mi ritmo y cuando llegue ahí, ya tendré otras metas que querré alcanzar. Porque para mí, siempre la vida se trata de más y siempre me muestra cosas nuevas que aprender, que vivir y compartir.


¡Busquen siempre ser su mejor versión!

Entradas recientes

Ver todo

Comentarios


bottom of page